Sumando día a día, incontrolables minutos que pasan hasta sumar cuatro años. Cuatro años hace ya desde la última vez que te vi y parece que fue ayer. Aún la nube bajo mis pies sigue manteniéndose, no me lo termino de creer, aún la nube en mis ojos cuando pienso en ti, pues no quiero creérmelo. Algunos días me da por pensar, en pensar en el pasado, pensar en ti, pero tengo que detenerme y pensar en otra cosa. Resulta que para mi ese día no existe, el pensar en lo sucedido me causa tristeza y al ser algo inevitable, he decidido no pensar en ese día. Pienso en ti y mucho, se lo que fuiste, un gran hombre.
Tengo siempre la sensación de que alguna parte de mi se ha perdido, de que me falta algo. De repente el mundo se para, mi cerebro recapacita y encuentra lo que ha perdido. Resulta que lo que ha perdido nunca más lo encontrará, no lo recuperará. Entonces en ese momento tengo dos opciones, seguir llorando desconsoladamente, no levantar cabeza y aferrarme a mi habitación. O cambiar de pensamiento, sonreír, limpiarme las lágrimas y a seguir viviendo. Que no te nombre, que no te vaya a ver, que no te piense, no significa que no te quiera, significa que sólo hay un futuro y no estás en él.
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